Los
humedales y la acumulación de carbono
La captura y
acumulación de carbono en humedales, también conocida como secuestro de
carbono, se da porque usualmente cuando
estos ecosistemas no están perturbados, las entradas al ecosistema de este
elemento son mayores que sus salidas. La principal entrada de carbono a los
humedales es de carácter endógena y se da en la incorporación de carbono en
forma inorgánica (CO2) como materia orgánica (órganos y tejidos) en
los organismos autótrofos por medio de la fotosíntesis. Posteriormente esta
materia orgánica es depositada en los suelos de los humedales cuando los
organismos autótrofos responsables de la fotosíntesis, o partes de estos,
mueren. Otra posible entrada de carbono es la sedimentación de materia orgánica
generada por fuera del ecosistema (exógena). Esta depende más del tipo de
conexión del humedal con otros ecosistemas aguas arriba y de la variación y
magnitud de la carga de materia orgánica que llega al humedal. Existen también
dos vías para la salida de carbono de los humedales. Una es la descomposición
aeróbica o anaeróbica de la materia orgánica que se produce o que llega de
aguas arriba y se sedimenta. La otra corresponde a las salidas de materia
orgánica particulada o disuelta en los flujos de salida de agua hacia
ecosistemas aguas abajo.
La acumulación
de carbono en los humedales se le atribuye principalmente a las reducidas tasas
de descomposición de la materia orgánica que se dan en estos ecosistemas. Estas
tasas son producto de las condiciones anaeróbicas características de los suelos
de los humedales. Estos ecosistemas se identifican por la presencia constante
de agua por encima del suelo o por suelos en condiciones de saturación. Bajo
estas condiciones, el oxígeno en el suelo es limitado o no existente y los
procesos biológicos de carácter anaeróbico predominan. En comparación con la
descomposición aeróbica, la anaeróbica es menos eficiente y es por esta
condición por la cual los humedales almacenan carbono en sus suelos.